viernes, 28 de agosto de 2020

ESTA ES LA CARATULA CLASSICA DEL MES 08/19/2020

Ponce le vio nacer a comienzos de los 50 y todo Puerto Rico se vistió de gala para dar la bienvenida a quien, en un futuro cercano, se habría de convertir en uno de los mejores intérpretes de la música afrolatina. Se dice que cuando nació, el médico le dio una nalgada como si tocara las claves. Enrique Lucca, conocido en el ambiente como Papo, lleva el ritmo en sus venas. Su abuelo fue guitarrista, cantante y compositor. Su padre, Kike Lucca fundó en 1954 la Sonora Ponceña y era su caro anhelo ver a su hijo, ese negrito con pinta de jinete, encargado de la dirección de la orquesta. La instrucción musical, como es lógico, estuvo a cargo del viejo. Papo se interesaba en la música, y a los 4 años ya se graduaba en claves. A cualquier hora del día Papo practicaba en las congas. Su experiencia en la percusión la demostró a los seis años: un día, en un ensayo, Papo tomó el lugar del conguero y sonó tan fuerte que el tumbador contratado dejó el ensayo ante las bromas de los ponceños, pues éste no había podido con el diminuto percusionista. Luego del informal debut, un amigo de Kike, Julio Alvarado, se encarga de Papo quien comienza a adentrarse en el mágico hechizo de las notas musicales. En un principio Al varado no se interesó por Papo, pero cuando le vio tocar exclamó: ¡Ese es un verdadero músico! A los dos años del aprendizaje, Papo desplazaba sus manos en las teclas con notable facilidad y a los 8 años hace su debut con la Sonora Ponceña, la expectativa por verlo era grande porque a decir verdad, los músicos no creían en él, pero cuando hizo lo que sabía, los aplausos se presentaron sin mucho protocolo. Los primeros LP que graba Papo como pianista son los interpretados por Felipe Rodríguez y Davilita. "Tenían que ponerme unas gaveras de refresco para solucionar el problema de los pedales", acota Papo. A los 10 años de edad, Papo hace su primer arreglo, un número del maestro Tito Puente que el infantil pianista presentó con la Sonora. Se puede afirmar que Papo es hechura de su padre en todos los sentidos. El viejo Kike cuidó que Papo no dejara los estudios y es así como a los 18 años Papo ya había pasado por la Universidad de Puerto Rico y había estudiado 3 años en el Conservatorio de Música. Como todo músico, Papo recibe influencias foráneas. Confiesa que su tendencia al jazz le viene de Osear Peterson, cuya técnica trata de emular en las teclas. La vida musical de Papo, los sacrificios de la niñez, le valieron la confianz del público. Muchos ojos observaban los pasos del ponceño, no pensó que entre sus admiradores estaba un tipo canoso llamado Pacheco. Johnny le vio en un concierto y por ello no lo pensó mucho cuando necesito un pianista ante la decisión de Harlow de irse a incursionar con su orquesta. Yo estaba asustado y casi no pude realizar mi música. Había mucha gente en el Madison, se había corrido la bola que yo iba a tocar con Las Estrellas de Fania y parece que era la atracción. Después de todo fue cuestión de rutina.Ponce le vio nacer a comienzos de los 50 y todo Puerto Rico se vistió de gala para dar la bienvenida a quien, en un futuro cercano, se habría de convertir en uno de los mejores intérpretes de la música afrolatina. Se dice que cuando nació, el médico le dio una nalgada como si tocara las claves. Enrique Lucca, conocido en el ambiente como Papo, lleva el ritmo en sus venas. Su abuelo fue guitarrista, cantante y compositor. Su padre, Kike Lucca fundó en 1954 la Sonora Ponceña y era su caro anhelo ver a su hijo, ese negrito con pinta de jinete, encargado de la dirección de la orquesta. La instrucción musical, como es lógico, estuvo a cargo del viejo. Papo se interesaba en la música, y a los 4 años ya se graduaba en claves. A cualquier hora del día Papo practicaba en las congas. Su experiencia en la percusión la demostró a los seis años: un día, en un ensayo, Papo tomó el lugar del conguero y sonó tan fuerte que el tumbador contratado dejó el ensayo ante las bromas de los ponceños, pues éste no había podido con el diminuto percusionista. Luego del informal debut, un amigo de Kike, Julio Alvarado, se encarga de Papo quien comienza a adentrarse en el mágico hechizo de las notas musicales. En un principio Al varado no se interesó por Papo, pero cuando le vio tocar exclamó: ¡Ese es un verdadero músico! A los dos años del aprendizaje, Papo desplazaba sus manos en las teclas con notable facilidad y a los 8 años hace su debut con la Sonora Ponceña, la expectativa por verlo era grande porque a decir verdad, los músicos no creían en él, pero cuando hizo lo que sabía, los aplausos se presentaron sin mucho protocolo. Los primeros LP que graba Papo como pianista son los interpretados por Felipe Rodríguez y Davilita. "Tenían que ponerme unas gaveras de refresco para solucionar el problema de los pedales", acota Papo. A los 10 años de edad, Papo hace su primer arreglo, un número del maestro Tito Puente que el infantil pianista presentó con la Sonora. Se puede afirmar que Papo es hechura de su padre en todos los sentidos. El viejo Kike cuidó que Papo no dejara los estudios y es así como a los 18 años Papo ya había pasado por la Universidad de Puerto Rico y había estudiado 3 años en el Conservatorio de Música. Como todo músico, Papo recibe influencias foráneas. Confiesa que su tendencia al jazz le viene de Osear Peterson, cuya técnica trata de emular en las teclas. La vida musical de Papo, los sacrificios de la niñez, le valieron la confianz del público. Muchos ojos observaban los pasos del ponceño, no pensó que entre sus admiradores estaba un tipo canoso llamado Pacheco. Johnny le vio en un concierto y por ello no lo pensó mucho cuando necesito un pianista ante la decisión de Harlow de irse a incursionar con su orquesta. Yo estaba asustado y casi no pude realizar mi música. Había mucha gente en el Madison, se había corrido la bola que yo iba a tocar con Las Estrellas de Fania y parece que era la atracción. Después de todo fue cuestión de rutina.